Pruebas y consultoría ambiental
CONSULTORÍA EN BIOILUMINACIÓN
La luz artificial se compone de luz visible y de radiaciones ultravioletas (UV) e infrarrojas (IR), y se tiene la certidumbre de que los niveles de emisión de algunas lámparas puedan ser dañinos para la piel y los ojos, además de alterar el reloj biológico humano y el sistema hormonal, causando problemas de salud. Los componentes ultravioletas y azules de la luz artificial son los más dañinos.
La hormona melatonina, responsable de regular el sueño, es decir los ritmos circadianos y protagonista en su función antioxidante, está estrechamente vinculada a la exposición a esta luz. La luz intensa, especialmente la luz azul, suprime la producción de melatonina, dificultando conciliar el sueño, entre otra diversidad de síntomas o patologías ya que entre otras cosas nos protege del daño celular, regula la glándula tiroidea, y equilibra nuestros neurotransmisores.
La exposición a la luz brillante por la noche y aumentar la exposición a la luz natural durante el día ayuda a regular la producción de melatonina, así como tomar alimentos ricos en triptófano, ya que la melatonina lo utiliza para su síntesis: huevos, chocolate negro, alga espirulina o dátiles, entre muchos otros.
Por otra parte, el efecto flicker se presenta a menudo en tubos fluorescentes con balasto electro-magnético. No todas las personas experimentan molestias inmediatas con esto; pero a mediano plazo favorece la confusión mental, genera fatiga visual y entre otros síntomas puede causar fuertes dolores de cabeza.